La formación del grupo musical Calle 61, como herramienta de rehabilitación se ha convertido en una experiencia innovadora, surgida de la necesidad de aumentar la oferta de alternativas de integración y rehabilitación a través del ocio para personas con enfermedad mental con características que se salen de lo habitual en este colectivo.

Este programa surge desde las propias inquietudes y deseos de los usuarios y no desde la planificación del servicio. Es decir, el usuario asume un papel protagonista en el que el servicio se adapta a la necesidad planteada por aquel.

 

Con esta propuesta de intervención se amplían las alternativas para las personas con enfermedad mental grave y prolongada, actividades artísticas que van más alla de la formación y que facilitan tanto el desarrollo de la creatividad como su propia autoestima.

Hay que tener también en cuenta las repercusiones en el trabajo de los profesionales encargados de esta experiencia. En ellos genera, justifica y exige el ser capaz de responder a los deseos ‘tan locos’ como hacer un grupo de música. En el caso de Calle 61 un psicólogo se ha integrado como un miembro más del grupo, lo que le ha obligado a adquirir una serie de conocimientos y habilidades (tocar instrumentos, cantar...) fuera de su perfil profesional, pero que le posibilitan realizar un trabajo simétrico.

Proyectos de este tipo motivan especialmente a algunos usuarios que tienen más dificultades en adherirse al tratamiento de rehabilitación tradicional; esta motivación extra les ayuda a recuperar el sentido de su proyecto vital, pudiendo llegar a desarrollar una actividad profesional.

Son además un ejemplo de los beneficios que supone la coordinación sociosanitaria implantada en Castilla y León. Calle 61 es un resultado real del trabajo conjunto del Área de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Zamora, donde surge el grupo, con los recursos sociales de Fundación INTRAS y la Gerencia de Servicios Sociales que apoyan e impulsan la iniciativa.